jueves, 27 de noviembre de 2008

ALGUNOS ASPECTOS DE LA FORMACIÓN DEL ACTOR CIEGO

Fotografía Compañía LupanArt. Carlos Galindos y Olga Goded en escena. Obra LA BALSA DE MEDUSA
Teniendo en cuenta que en el aprendizaje está muy presente la imitación, la cuestión visual en el teatro va a constituir una dificultad añadida para una persona ciega en lo relativo a la expresión corporal. No va a suceder lo mismo con la voz, obviamente. De hecho, al estar acostumbrados a utilizar constantemente el oído, el actor ciego va a estar por lo menos en igualdad de condiciones que el que ve o incluso en ocasiones superarle.

Por carecer del sentido de la vista va a tener que trabajar el cuerpo y los gestos con mayor ahínco, utilizando métodos que a él mismo o a su formador se le ocurran, ayudándose constantemente del tacto que le permitirá, con ayuda del director y los compañeros, a aprender movimientos, posturas, acciones en general. Después tendrá que interiorizarlas hasta el punto de que pueda reproducirlas de modo casi orgánico, natural.

Desde otro punto de vista podemos afirmar que a la persona ciega total también pueden ocurrírsele determinados gestos que pueden estar fuera de lo común y que desde una perspectiva teatral pueden resultar interesantes y por tanto ser incorporados a determinadas acciones.

El reconocimiento del espacio será otra tarea que el actor ciego habrá de superar escena tras escena: si los movimientos de los actores en el cine están casi milimetrados, para el actor ciego en el teatro va a ser algo parecido. Puede estar todo calculado matemáticamente, pero el espectador no debe percibir este hecho, es una cuestión puramente técnica. Los múltiples ensayos de una misma escena pero en distintos espacios físicos, aunque con la misma escenografía e idéntica distribución pueden ser de gran ayuda.

Si entendemos el teatro como un gran instrumento que favorece la comunicación, y si entendemos que ésta se basa fundamentalmente en la palabra (o al menos comprendemos que así es más rica), entonces podríamos afirmar tranquilamente que haciendo un buen uso de la voz (proyección, entonaciones variadas, juegos sonoros, etc), tenemos ganado un porcentaje muy alto de lo que sería el actor final. Esto no quiere decir que bajo ningún concepto dejemos de lado la expresión corporal, para eso podemos dedicarnos a realizar adaptaciones radiofónicas de las obras de teatro y eso ya lo hicieron Radio Nacional y la Cadena SER en su día. Pero sí que es verdad que un actor, sin movimiento, sólo con su voz y complementado con expresiones faciales y ligerísimos movimientos, puede transmitir emociones que conquisten de verdad al espectador.

¿Fingir que veo en escena? Sí, en escena sí, pero nunca en una función; podría resultar desastroso. Uno de los métodos más eficaces para incorporar elementos corporales nuevos a nuestra actividad teatral e incluso a nuestra vida diaria, es sin duda representar con absoluta tranquilidad la figura de un personaje que no padezca tu discapacidad. Saldrá mejor o peor, pero hay que practicarlo como ejercicio teatral o incluso, si se trata de muestras con público del trabajo realizado durante las clases de un curso, se hace también.
Si las representaciones son de un nivel superior hay que tener muy presente que el espectador paga y se merece un respeto. Quizá en un papel muy pequeño puedas ocultar tu ceguera cara al público, pero si representas un papel más extenso, es muy difícil.
¿Quiere decir esto que entonces el actor ciego únicamente puede hacer de ciego en el teatro? De ninguna manera… Se trata de seleccionar personajes que por el tipo de vida que lleven, puedan ser ciegos o no y por tanto te permitan la libertad de moverte con tranquilidad, independientemente de si luego el público percibe o no que ese personajeno ve. Seguramente a lo largo de una representación larga, se detecte esta circunstancia en algún momento. Por ejemplo, en la obra “La marquesa de Larkspur Lotion” de Tennessee Williams, el huésped de la pensión es un escritor homosexual. Este hombre podría ser perfectamente ciego o no.

Por lo expuesto en este artículo breve creo que es fácil deducir que tanto en el teatro como en la vida cotidiana es mucho más rico formar parte de grupos de personas no afincadas en guetos.

Aquí puedes ver un reportaje : teatro hecho por ciegos y deficientes visuales


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, quizá ya ni estés pendiente de este blog después de tantos años, pero quería pasar a dejarte unas palabras porque acabo de encontrarlo buscando información sobre teatro y discapacidad. En primer lugar te felicito por tu experiencia y te doy las gracias por compartirla y quedarte solo con lo positivo, que a veces es difícil. Yo también soy una persona con discapacidad visual desde mi nacimiento y te digo que a mí me ha tocado de todo. En la compañía en la que estoy ahora me está costando, pero voy logrando una apertura poco a poco. Lo que pasa que en un principio fue muy difícil porque, por no arriesgarse, el director me asignó un personaje muy estático y además de corte muy inocente, por mi cara de niña, ese tipo de personajes que odio no por nada sino porque no me permiten trabajar todo lo que me gustaría. Hicimos Divinas Palabras de Valle-Inclán y hubo una escena con una especie de aquelarre en la que salían todas las mujeres menos yo, siendo que a mi entender no había ningún problema y además propuse alternativas. En fin que en ese caso se me juzgó no por mi experiencia sino por mi discapacidad. Aún me está tocando hacerla y lo paso mal porque ves que hay mucho trabajo y tú aportas un 0,01 por ciento. Sin embargo, cuando entré a los cursos de teatro musical de la casa de la juventud de Pamplona durante un ejercicio que estoy recuperando teníamos que crear un personaje para explorar a lo largo del curso. El personaje que yo creé es la antagonista de una novela mía y además de ella he tomado mi nik. Era la hija de un capo de la camorra y lo expuse pensando que me iban a decir que no porque mi profesora, si tiene que decirte que un papel no te va, te lo dice. No solamente me dio muchas indicaciones con la parte gestual tal como has expuesto, (incluso me animó a utilizar gestos propios), sino que además me ha pedido que lo recupere en numerosas ocasiones y la verdad es que lo necesito porque a nivel de empoderamiento me ayudó mucho, y también para que las personas vieran más allá de "la chica ciega que hace teatro", observando además que puedo ser una mujer sexy, segura, divertida e incluso oscura en algunas ocasiones. Con la directora de aquel taller he trabajado más veces en cabaret, y hasta grabamos un vídeo sobre malas prácticas con personas con discapacidad. En fin que no sé si esa mujer habría trabajado antes con una persona con discapacidad pero me encanta su apertura y confianza, afrontando el reto con tranquilidad y sin agobiarse ni hacer un mundo de un pequeño problema, como ha pasado en mi compañía actual. Me encanta hacer relaciones sociales pero al teatro también voy a trabajar, como todo el mundo, y lo mínimo que puedo exigir es tener esa posibilidad. Mi pareja me insiste en que me una a una compañía donde todo el mundo tenga discapacidad visual para que yo no sea la diferente, pero prefiero no hacerlo al menos de momento. Un saludo y por favor si puedes retoma las publicaciones. Caterina.