jueves, 27 de noviembre de 2008

LA DISCAPACIDAD EN EL TEATRO

No ha sido precisamente en el teatro donde más discapacitados se haya visto dentro del mundo artístico, al menos dentro del colectivo de personas ciegas o sordas. Verdaderos genios han podido destacar en la música o en la literatura, por ejemplo, pero en una disciplina tan enriquecedora como ésta es quizá de hace unos años a esta parte cuando ya podemos afirmar que el teatro viene a ser una forma más de integración que ayuda al propio discapacitado, así como a los compañeros que le rodean, a normalizar diferencias. De ahí que no sea positivo que los actores se agrupen por discapacidades formando guetos, sino que, para que la experiencia pueda valorarse positivamente, el actor en general ha de afrontar sus aspiraciones dentro de un colectivo diverso; con mayor motivo un discapacitado.
¿Hasta qué punto se lleva esto a cabo?, ¿aprovechamos los discapacitados las cualidades que podamos tener como actores?, ¿es nuestra la culpa de no ser reconocidos?:
Ya desde antiguo los ciegos cantaban romances por las calles para ganarse la vida y esto no deja de ser un ejercicio teatral. Resulta curioso: si muchos de ellos trabajaban de este modo podría decirse que “eran profesionales” dentro de este mundo. Ahora, en pleno siglo XXI vemos grupos de discapacitados actuando, pero de modo individual y a un nivel profesional resulta raro. Serafín Zubiri inició una gira con “Las mariposas son libres” en comp’añía de actores de la talla de Lucía Jiménez y Amparo Soler Leal, pero por motivos que se desconocen, ésta se vio truncada. Algunas representaciones sueltas por ahí, donde estén presentes actores con alguna discapacidad, podemos encontrar, pero no llegan a estar reconocidos al nivel que otros muchos sin discapacidad y por lo general se tiene más difícil.
En el mes de septiembre del presente año tuvo lugar en La Casa Encendida un festival de teatro y discapacidad. Fueron varias las compañías de discapacitados que tomaron parte en tal evento: ciegos, discapacitados motores y otros concurrieron de modo “¿profesional?” No voy a discutir que vi a personas muy válidas, pero todos padecían la misma discapacidad.
De este modo se puede trabajar pero resulta poco natural, ¿no os parece?

1 comentario:

Unknown dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice aquí Carlos.
Tuve la suerte de hacer teatro con él durante unos dos años y digo suerte porque aprendí muchísimo al intentar ponerme en su lugar. En cierto modo en eso consiste la tarea de un actor, en ponerse en el lugar del otro. Por eso coincido en que no debe haber “guetos” ni teatrales ni, por supuesto, de ningún otro tipo.

Olga Goded